La cita se produce luego que los pequeños productores “se plantaran” en un campamento para evitar continúe la devastación de sus cultivos de plátano, guineo, limones y otros rubros.
Por: Germán Enrique Reyes
Barahona.- El reclamo de las tierras cultivadas de plátanos, guineos, limones y otros rubros por parte del Consorcio Azucarero Central (CAC) para extender sus cañaverales ha creado un conflicto en la región Enriquillo que adquirió otro matiz luego que los agricultores establecieran un campamento en sus predios devastados.
El paso adelante asumido por los pequeños
productores dio lugar a que, por primera vez desde que iniciara el conflicto el
12 de febrero pasado, los ejecutivos del CAC “dieron las caras” cuando
acudieron al campamento a sostener un diálogo en el que, al final, no
escucharon a sus interlocutores y se marcharon.
A mediados de marzo el director del
Consejo Estatal del Azúcar (CEA), César Cedeño, acudió a un encuentro con la
Iglesia Católica y los campesinos en el Batey Cinco donde las partes esperaron
y no lograron que se asomaran los ejecutivos de la empresa de capital
guatemalteco.
Tampoco acudieron a una cita de Cedeño en
sus oficinas del CEA el miércoles pasado, día 14. Al contrario, dos días
después de la reunión en el CEA, los ejecutivos de la empresa agroindustrial
reiniciaron la devastación de los cultivos en los terrenos de El Aguacatico, en
la zona de Tamayo, de acuerdo con fotografías y vídeos filmados por los
periodistas.
Por tales razones, según explicó el
dirigente Manuel Pérez, coordinador del Centro de Promoción Campesina Lemba,
los cosecheros decidieron “plantarse” en un campamento para enfrentar “in sito”
otras eventuales embestidas.
Al explicar la problemática, Pérez dijo
que “el fondo del conflicto en zona está en que un grupo parceleros, con la
anuencia del IAD y el CEA, han arrendado sus parcelas para plantar caña y otro
quiere seguir con sus cultivo de plátanos, guineos, cocos y otros frutos
menores”.
Fue en ese escenario donde se presentó uno de los ejecutivos del CAC apellidado Candelario acompañado del coronel retirado Rafael Cuevas y una patrulla de militares que portaban armas largas de grueso calibre.
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| En la gráfica, la agricultora María Cedano, a quien el CAC derribó sus plantaciones de coco, aguacate, guineo, plátano y otros rubros, entre dirigentes de organizaciones que montaron el campamento. |
¿Diálogo
o monólogo?.-
Candelario, cuyo nombre se abstuvo de mencionar, facilitó algunas respuestas a
las preguntas de los periodistas, pero negó toda alusión a los desmentidos
sucesivos por parte de los agricultores. A su entender, el CAC sólo destruyó
plantaciones agrícolas en terrenos que adquirieron bajo contrato.
“La empresa no ha tumbado mangos, no ha
tumbado cocos, no ha tumbado plátanos ni otras es culpable de cosas de que se
le acusa”, dijo Candelario.
El funcionario se volteó para señalar los
sembrados de los alrededores: “Mira cómo están ahí los cocos, plátanos y otros
cultivos. Nosotros lo que estamos es desmontando unos terrenos previos acuerdos
con los parceleros, el CEA y el IAD (Instituto Agrario Dominicano)”.
Ante las insistencias de los periodistas,
el ejecutivo del CAC los remitió al Departamento Legal de la empresa “porque yo
no tengo más nada que decir”.
En declaraciones por separado, tanto
Pérez, del Centro de Promoción Campesina Lemba, como Enrique González, de la
Federación de Asociaciones de Productores y Campesinos del Sur (Feproasur), se
quejaron de que Candelario se marchó sin responder una sola inquietud siquiera
de las formuladas por los campesinos.
También fue notoria la insistencia de
Pedro Pascual García, presidente de la Asociación de Parceleros y Agricultores
El Aguacatico-Bayahonda, por escuchar respuestas a sus observaciones sobre la
destrucción de cultivos por parte del CAC.


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